Como Lombas
El GNL está llamado a revolucionar el sector del transporte pesado por carretera, ya que el coste de explotación de un camión que funcione con este producto es un 25% inferior al del gasóleo. Esta constatación fue abordada en la reunión mantenida en Mugardos entre directivos de la Federación Gallega de Transporte de Mercancías (Fegatramer) y Reganosa. Ambas partes abrieron una línea de colaboración para impulsar la implantación de este nuevo combustible en el sector.
Reganosa, que actualmente participa en dos proyectos europeos para fomentar el uso de combustibles alternativos con mayor disponibilidad y eficiencia medioambiental, invitó a los directivos de la citada organización profesional a una reunión en la que se analizaron las posibilidades de colaboración. La delegación del sector del transporte estuvo encabezada por su presidente, Ramón Alonso Fernández. Por parte de Reganosa, estuvieron presentes el director general de la empresa, Emilio Bruquetas, y el director de Estrategia, Sergio Barral.
Aunque la flota de camiones que funcionan con GNL está en constante crecimiento, se espera que aumente su tamaño en cuanto la red de repostaje se adapte a lo establecido en la Directiva Europea de Combustibles Alternativos, según la cual debe haber estaciones de servicio al menos cada 400 kilómetros, y en cada ciudad con una población superior a los 100.000 habitantes. En Galicia se están llevando a cabo proyectos piloto para establecer una red de suministro.
Tractorada desde Santa Comba
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Remolque de arrastre Guerra R16
La 14ª División de Granaderos de las SS (1ª Galizien) (alemán: 14. Waffen-Grenadier-Division der SS [galizische Nr. 1];[2] ucraniano: 14а Гренадерська Дивізія СС (1а галицька)), conocida como la 14ª División de Voluntarios de las SS “Galizien” (alemán: 14. SS-Freiwilligen Division “Galizien”, ucraniano: 14а Добровільна Дивізія СС “Галичина”) antes de 1944,[1] fue una formación militar alemana de la Segunda Guerra Mundial formada predominantemente por militares voluntarios de origen étnico ucraniano de la zona de Galicia,[3] más tarde también con algunos eslovacos. [Formada en 1943, fue destruida en gran parte en la batalla de Brody, se reformó y entró en acción en Eslovaquia, Yugoslavia y Austria antes de ser rebautizada como primera división del Ejército Nacional Ucraniano y rendirse a los Aliados Occidentales el 10 de mayo de 1945.
Tras la Primera Guerra Mundial y la disolución de Austria-Hungría, el territorio de Galitzia Oriental (Halychyna), poblado por una mayoría ucraniana pero con una gran minoría polaca, se incorporó a Polonia tras la guerra polaco-ucraniana. En el periodo de entreguerras, los ucranianos del este de Galicia se dividieron entre los nacionaldemócratas moderados y la Organización de Nacionalistas Ucranianos, más radical. Este último grupo se dividió a su vez en dos facciones, la más moderada OUN-M, dirigida por Andriy Melnyk, con estrechos vínculos con la inteligencia alemana (Abwehr), y la más radical OUN-B, dirigida por Stepan Bandera. Cuando Polonia se dividió entre Alemania y la Unión Soviética según los términos del Pacto Molotov-Ribbentrop en 1939, el territorio de Galitzia oriental se anexionó a la Ucrania soviética. En 1941 fue ocupada por Alemania.
CASO GALICIA
Siempre que alguien menciona España, mis primeros pensamientos son sol, mar y sangría. Sin embargo, mi reciente viaje al norte de España ha cambiado completamente mi opinión. Me invitaron a acompañar a Graham Johnston, de Forest Machine Services Ltd (FMS), en Wark, Northumberland, en un viaje a la fábrica de Guerra en Vila de Cruces, Pontevedra, cerca de Santiago de Compostela, en el noroeste de España.
Aunque había oído hablar de Guerra y sabía que fabricaban remolques forestales, era un producto con el que no había tenido experiencia. Después de mi invitación, me informé y me di cuenta de que era una empresa mucho más grande de lo que pensé en un principio, que ofrecía una impresionante gama de equipos forestales, marinos y de reciclaje.
Me reuní con Graham Johnston, de Forest machine Services Ltd, en el aeropuerto de Newcastle para nuestro viaje de tres vuelos a Santiago. Llegamos a Madrid en un bonito día soleado con una temperatura de unos 20°C; fue como entrar en un horno, ya que estaba todo abrigado después de haber salido con temperaturas bajo cero. Cuando nuestro último vuelo aterrizó en Santiago, pensé que el piloto se había perdido y que se había equivocado de camino, ya que hacía frío y estaba mojado, y empecé a pensar que me había equivocado de ropa.
