Un granero en ruinas en el norte de España se convierte en hogar de reunión familiar
Sentado junto a la misma chimenea que dio calor a cuatro generaciones de su familia, explicó cómo cada palloza tiene dos zonas claramente diferenciadas en su interior: el ástrago, donde viven las personas; y la estravariza, el establo de los animales. Él durmió encima del establo hasta los 14 años, en una plataforma de madera calentada por los animales que había debajo. “Teníamos vacas, cerdos, gallinas y un caballo”, cuenta con nostalgia.
El teitador -el oficio de construir y reparar un teito- también está desapareciendo poco a poco. “Cada año nos gastamos de 2.000 a 3.000 euros en reparar un parche, la parte más dañada del tejado. Lo hacemos nosotros mismos, recogiendo nuestra propia paja, de lo contrario sería mucho más caro”, explica Isolina Rodríguez López, propietaria del Museo Casa do Sesto Palloza, en la aldea de Piornedo. Ella fue la última de seis generaciones que nacieron en esta casa, y ella y su marido la convirtieron en museo en 1989.
Sin embargo, gracias a ese paisaje virgen, su situación aislada y su compleja biodiversidad, la comarca de los Ancares fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 2006. La altitud aquí varía desde los 800 m del valle hasta los 1.670 m del puerto de Ancares, lo que crea un clima con muchas precipitaciones, nieve en invierno y temperaturas moderadas en verano, aunque eso está cambiando, como en otras partes del mundo.
Excavación con muro de contención en 2D y 3D
El acero corten abunda en el patio, donde el metal oxidado se ha utilizado en un almacén de madera, contraventanas y jardineras. En la terraza hay una hoguera en zigzag, de Emiliana Design Studio, para Kettal; una silla verde “Siesta Outdoor”, de Lievore Altherr Molina, para Andreu World; y una sombrilla “Infina”, de Dirk Wynants, para Umbrosia. Junto a la piscina, dos tumbonas Stack, de Borja García, para Gandía Blasco, y una toalla de playa Crosiere, de Yves Delorme.
La producción residencial del arquitecto Jamie Fobert ha recibido múltiples galardones. La Levring House, una compleja mansión moderna de varios pisos en el barrio londinense de Bloomsbury, fue galardonada con el RIBA National Award en 2015; mientras que la Luker House en Barnes, con su sobria mezcla de hormigón pulido, yeso y madera, recibió el RIBA Regional Award el año anterior. El premio para su último proyecto, diseñado con su socio Dominique Gagnon y situado al borde de una reserva natural en la región española de Galicia, es que ambos podrán vivir en él, al menos parte del tiempo. Es nuestra escapada”, dice Fobert. Nos relajamos en cuanto llegamos a Vigo, el aeropuerto más cercano”.
Un antiguo granero de piedra se convierte en la tranquila oficina de una pareja
1964. El modernismo en la arquitectura empezaba a ser criticado por los arquitectos más jóvenes. Sin embargo, la creencia en la modernidad seguía viva. El arquitecto Bernard Rudofsky preparaba una exposición en el MoMA de Nueva York. Architecture without Architects cambió la percepción de la arquitectura “vernácula”, o al menos llamó la atención sobre ella. “La historia de la arquitectura, tal y como se escribe y se enseña en el mundo occidental, nunca se ha ocupado más que de unas pocas culturas selectas”. Estas culturas eran, por supuesto, las europeas, y también, las que dieron origen a Europa, es decir, las del Próximo y Medio Oriente.
“Hay mucho que aprender de la arquitectura antes de que se convirtiera en un arte de expertos. Los constructores inexpertos en el espacio y el tiempo demuestran un talento admirable para encajar sus edificios en el entorno natural. En lugar de intentar “conquistar la naturaleza”, como hacemos nosotros, acogen con agrado los caprichos de los agentes climáticos y el desafío de la topografía”.
Esta afirmación del arquitecto checo nos remite inmediatamente a los Castros gallegos, cuyo proyecto de conservación y musealización desarrolla AGi architects en la zona de Pontevedra, en Galicia. Estos poblados fortificados de la Edad de Hierro estaban adaptados al paisaje y a sus condiciones climáticas y geográficas. Sus formas nos recuerdan muchas de las imágenes que Rudofsky presentó en la exposición.
ARTISAN SHED con la técnica TAPIAL (tierra compactada
Cuenta la leyenda que los romanos construyeron la muralla para proteger no una ciudad, sino un bosque; el “Bosque Sagrado de Augusto”, Lucus Augusti en latín, del que Lugo toma su nombre. Hoy el bosque es un misterio, pero la muralla sigue en pie, desafiando al tiempo y hablando a quien sabe escuchar.
Construida hace más de 17 siglos siguiendo las pautas de las elegantes obras de Vitruvio, la muralla de Lugo mide más de 2 kilómetros y tiene 10 puertas. Recorrer la muralla, que en algunos puntos supera los 7 metros de ancho, y detenerse en alguna de sus 85 torres permite sentir de cerca el poder de la Roma Imperial. Y también permite disfrutar de las mejores vistas.
