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Además de ser la capital de Galicia, Santiago de Compostela es también uno de los grandes destinos de peregrinación del mundo, una ciudad mágica, de piedra, calles porticadas y numerosas iglesias y catedrales de gran belleza. Muchos de los mejores lugares para alojarse en Galicia se encuentran aquí, pero también hay muchos más lejos.
Pero su peregrinaje por Galicia no tiene por qué detenerse aquí. Aventúrese por la costa hasta llegar a una región de acantilados, playas y, posiblemente, las mejores marisquerías de España: no se pierda Vigo y Pontevedra. Explore el exuberante interior, con sus aldeas de piedra y sus viñedos, que producen más de la famosa generosidad española. Allariz es un buen punto de partida para explorar el interior. Está a sólo 15 km de Ourense, la capital de la provincia, y cuenta con un centro medieval y un festival ligeramente parecido al de Pamplona (aunque el Festival del Buey de Allariz sólo cuenta con un toro).
Pero tenga en cuenta que es un destino muy popular durante los meses de verano. Así que si quiere reservar uno de los mejores alojamientos de Galicia en julio o agosto, tendrá que organizarse y reservar con antelación. Si no, vaya en los meses más tranquilos, cuando tendrá la sensación de tener el lugar para usted solo.
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Una de las ventajas de hacer turismo rural es la variada oferta de establecimientos que podemos elegir para alojarnos. Hay para todos los gustos: desde relajantes casas rurales aisladas hasta pueblos rurales llenos de actividad.
Los alojamientos rurales se clasifican en cuatro grupos (A, B, C y D) según el valor arquitectónico de los edificios, su antigüedad y sus características propias. Cada edificio tiene una placa que indica su grupo, su número de establecimiento y su categoría.
El grupo A incluye los alojamientos más señoriales. Deben cumplir la condición de haber sido construidos antes de 1900 y tener entre 5 y 15 habitaciones. Entre ellos podemos elegir pazos, casonas y casas rectorales.
El pazo es un tipo de casa tradicional gallega, residencia de personalidades de gran poder económico, generalmente nobles, situada en el medio rural. Los señores de los pazos vivían de las tierras de la zona, a través de la recaudación de impuestos y de la producción agrícola.
Normalmente, un pazo es un conjunto de edificios. Además de la casa principal, con escudo de armas, hay dependencias auxiliares: porches, graneros, hórreos, palomares… e incluso una capilla. Como se dice popularmente “casa grande, capilla, hórreo, palomar y ciprés, un pazo es”. Los pazos son herederos de los castillos medievales, por lo que muchos tienen torre. Además de su arquitectura, destaca la jardinería, con mucho boj y plantas exóticas. La época de apogeo va del siglo XVII al XIX.
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“Paseo a mi perro por campos de olivos por las mañanas y recojo mi propia fruta y verdura para comer por las tardes. Puedo trabajar menos porque vivo más barato, y lo hago con estas vistas”, dice Julia, una amiga alemana, mirando a las montañas de Córdoba. Tiene un trabajo a distancia en el servicio de atención al cliente de una empresa deportiva, pero su principal objetivo “es tener una vida sana y sencilla, estar cerca de la naturaleza y vivir el sueño”.
Si alguien va a abrazar el sueño rural, va a ser ahora, a principios de verano, cuando los campos aún están verdes, salpicados de margaritas y amapolas, y los cielos llenos de vencejos y golondrinas.
La pandemia hizo que la gente pensara en que le gustaría tener casas más grandes y algo de espacio al aire libre. Hizo normal el trabajo a distancia y posible vivir en cualquier parte. Y muchas personas que habían dejado de trabajar decidieron no volver, sino prejubilarse y perseguir sus sueños. Para mucha gente, el sueño es una pequeña granja en España.
“La gente buscaba en el campo, pero la pandemia aceleró el proceso”, dice Adrián Llored, de Busco Masía. Esta agencia barcelonesa está especializada en las pintorescas masías de piedra típicas de Cataluña. “La mayoría de los compradores son abiertos de mente, un poco hippies, digamos. Un 60% son españoles y el resto extranjeros, muchos de Holanda, Bélgica y Reino Unido”.
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Galicia ofrece todo lo que pueda desear: desde hermosos paisajes llenos de lagunas, ríos cristalinos, majestuosas cascadas escondidas en lo más profundo de la selva virgen y océanos rebosantes de vida, hasta la mejor gastronomía del norte de España. Nuestros lugares favoritos para pasar las vacaciones en Galicia son los tradicionales “pazos”, casas de campo históricas reconvertidas en hoteles con encanto. Suelen estar rodeados de frondosos jardines y ofrecen un ambiente tranquilo y relajante. Pero también encontrará pequeños hoteles boutique en los centros históricos de ciudades como Santiago de Compostela, así como pensiones y apartamentos rurales en pintorescos pueblecitos o a lo largo de la famosa costa del “fin del mundo”, llamada Finisterre.
